Fundación Internacional Para La Educación Holista
Maestría en Educación Holista
Viviendo la Educación Holista de Ramon Gallegos
Martín
Antonio Rodríguez Salas
Fundación
Internacional para la Educación Holista
Maestría en
Educación Holista
Guadalajara, Jal. México. 2012
En el 2006, me enteré de que el Dr. Ramón Gallegos Nava
ofrecía la Maestría en Educación Holista, a la que me inscribí en el mes de
junio, con el propósito de conocer con
profundidad el Modelo Holista de Educación y llevar a la práctica todo aquello
que estuviera a mi alcance, y puedo decir a la fecha, que ha sido una
experiencia maravillosa que me ha permitido en primera instancia, conocerme más
a mí mismo, para poder entender mejor a los demás, lo cual considero como un
factor indispensable para entender a quienes me rodean en forma general y en
particular a mis estudiantes. He aprendido que el punto de partida para la
transformación de la educación, no es tanto la abundancia de recursos
económicos, ni de infraestructura, ni los estándares de calidad al estilo de
las fábricas, sino, de forma esencialmente importante: la transformación del
educador, que no puede ser sustituida por ningún recurso, ni siquiera por la
alta tecnología de la información y la comunicación, pues ésta, no es capaz de
generar sentido ni significado para las experiencias de aprendizaje. Con ella,
a lo mucho, se puede lograr el desarrollo de algunas habilidades para el
trabajo y, el trabajo en sí mismo, no representa el significado de la vida, si
en él ni siquiera se tiene conciencia de la interdependencia que existe entre
lo que hacemos y la armonía necesaria para la supervivencia de nuestra especie
y la evolución del Kosmos.
Los conceptos de integridad e integración en la educación,
adquirieron para mí un nuevo significado desde el primer semestre de la
Maestría. Antes de esto, como profesor, me veía como un agente externo del
proceso, como alguien que desde fuera estimula el aprendizaje de los
estudiantes, como si yo estuviera seguro de lo que ellos debían aprender e
interpretar de la misma manera. Llegué a entender que yo no estaba fuera, que
era parte de una comunidad que aprende, me diera o no cuenta de ello, y que,
esa integración dentro de esa comunidad, solo podía experimentarla si lograba
mi propia integración como individuo, es decir, como ser no dividido. De lo
contrario, mis propios traumas desintegradores, como mis preconceptos,
preferencias, creencias, actitudes ante la vida, aversiones, formación
reduccionista, etc. me limitarían en mayor o menor grado para ver y entender a
mis estudiantes como realmente son y ayudarles a reflexionar para que se
conozcan a sí mismos. Escuchar sin rechazar y dialogar para discernir, han sido
dos aprendizajes clave, fundamentales en el diálogo holista, que sé no he
adquirido aún con la profundidad que quisiera, pero que trato de tener en la
conciencia y aplicar, cada vez que se presenta la oportunidad. He llegado a
entender su enorme importancia para el desarrollo de la conciencia plena y
plena presencia del educador holista.
Antes de la Maestría, estaba de acuerdo con que el
desarrollo sustentable, es, como lo definen las organizaciones mundiales, la
satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer
la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras, lo cual parece
lógico, con una lógica fundamentada en premisas reduccionistas y simplistas.
Ahora entiendo que el verdadero desarrollo sustentable, depende de la
sustentabilidad y sostenibilidad en el interior de cada individuo, lo cual se manifiesta
en su integridad y en su integración con todo, es decir, en su sentimiento de
unidad con el universo, que es uno de los valores espirituales más elevados,
puesto que este sentimiento lo hace tomar conciencia de la interdependencia de
todo con todo, desde la partícula más pequeña concebida por la mente humana,
hasta el organismo más complejo, sabiéndonos parte de la misma esencia. La
sociedad es la causante de la destrucción y de la aniquilación, porque las
personas que la conforman, se sienten separadas y por encima de la naturaleza y
pretenden de igual manera, situarse por encima, tener poder sobre las demás
criaturas de su misma especie y de otras especies, en vez de saberse
complementarios. Los paradigmas tradicionales, no permiten comprender el valor
de la diversidad en la trama de la vida y de la evolución, y lo que no
entienden por la vía del cientificismo, simplemente lo niegan, como si no
existiera, pero no por eso deja de existir, de tal manera que las consecuencias
de nuestros pensamientos y nuestras acciones, finalmente se manifiestan, en la
falta de sostenibilidad y la tendencia a la aniquilación. Solo con individuos
integrales podremos tener un mundo sustentable, sostenible y en el camino de la
evolución de la conciencia universal.
Sin embargo, a pesar de los fuertes condicionamientos
generados por la educación reduccionista, la tendencia a la integridad, al
reencuentro con nuestra espiritualidad, es inmanente, es parte de nuestra
esencia, y al margen de las situaciones formales derivadas de los patrones
culturales de la separatividad y las jerarquías, en los seres humanos existe la
tendencia y la necesidad interna de la unidad y la armonía. Esto fue lo que
pude detectar en el trabajo de investigación arriba mencionado. En el ambiente
formal de los grupos sociales, sujetos a las jerarquías y a la conflictiva de
las instituciones, se manifiesta el egoísmo, la competencia, el rechazo, la
ira, etc. pero en las mismas instituciones, en el ambiente de las relaciones
informales, en que cada ser humano se pone en contacto con otro fuera de los
lazos reglamentarios, se manifiesta la compasión, la colaboración, la unidad,
la paz, la confianza, la humildad y el amor, en mucho mayor grado. Y todavía
con más intensidad, se manifiestan estos valores en las personas que reciben
información y por medio del diálogo comparten ideas sobre el sentido y la
importancia que dichos valores tienen para la trascendencia del ser humano,
pues a partir del diálogo, sienten por afinidad que todo eso ya existe en el interior
de cada quien. El ejercicio en la práctica del diálogo holista, me ha permitido
ampliar la visión que tenía de mi contexto, pues por este medio, al generarse
un ambiente de confianza, se manifiestan aspectos de las demás personas que
antes desconocía y de los cuales tal vez ni ellas mismas, ni yo en mi propio
caso, habíamos tomado conciencia. El diálogo, me ha ayudado a poco a poco,
fortalecer la autoconciencia.
Los cursos que durante la Maestría me ha tocado impartir,
también me han ayudado mucho, pues en todas las ocasiones he comprobado que la
tendencia al reencuentro con nuestra esencia, es inmanente, y me han ayudado a
fortalecer mi propia tendencia en este sentido. He aprendido junto con quienes
me ha tocado compartir estos conocimientos, y me he podido percatar de que, a
pesar del terrible peso de los paradigmas convencionales, cuando se dialoga
sobre nuestra esencia y su comunidad con el universo, se manifiesta nuestra
naturaleza espiritual, y la motivación por apoyar a los demás para que también la
encuentren.
Momentos inolvidables de la Maestría, han sido para mí los
dedicados a la meditación de concentración, y a la meditación vipassana pues
sentí que al hacer estas prácticas en un grupo que se mueve con el mismo fin en
esos momentos, se genera una sinergia que produce una gran paz. Las visitas al
parque Colomos, han sido también muy significativas para mí, pues en
ellas he sentido una gran armonía con la naturaleza; su solo recuerdo me relaja
y me trae la sensación de gratitud por la vida. También maravillosa fue la
experiencia de meditar, en el Seminario de Inteligencia Espiritual, escuchando
aquella música ejecutada con instrumentos antiguos.
Especialmente significativo ha sido para mí el Modelo
Multinivel – Multidimensión del Dr. Gallegos Nava, y la Espiral Dinámica de los
niveles de conciencia. De Ken Wilber,
pues me han ayudado a clarificar en mi mente, en mis sentimientos y en
mis acciones, los conceptos que tenía sobre la relatividad de los valores; no
me quedaba clara la forma de pensar en lo que tiene bondad y lo que no la tiene,
porque veía que, lo que es bueno para alguien, es malo para otros y viceversa.
Bajo la perspectiva del Modelo y de la Espiral Dinámica comprendí finalmente
que los valores, lo son en sí mismos, y que los juicios de mayor o menor grado
de bondad, dependen del nivel de conciencia de quien hace tales juicios. Por
ejemplo, para un ladrón, es bueno robar porque así resuelve sus necesidades de
supervivencia, pero no lo es para el que es robado ni para las leyes de la
sociedad: El ladrón, está actuando en un nivel de conciencia personal y
egocéntrico; el que es robado, juzga, se enfurece y tal vez desea vengarse,
también desde un nivel personal y egocéntrico; las leyes, sancionan el acto del
robo, desde un nivel de conciencia comunitario. Las acciones que surgen de un
nivel de conciencia kósmico, se desarrollan con pleno conocimiento de su
interdependencia con el universo en los planos físico, mental y espiritual, por
lo que están basadas en valores universales cuya finalidad siempre tiene que
ser un bien superior, es decir, el ejercicio de los valores que más se acercan
al plano de lo ideal. En este nivel, solo se busca hacer el bien, porque se ha
adquirido el sentimiento de la unidad con todo, y se sabe que al hacer daño a
algo o a alguien, se hace daño a sí mismo. Solamente se hará un daño, cuando se
trate de evitar un mal mayor.
Este modo de pensar, me ha ayudado mucho a entenderme más a
mí mismo, y a los demás, sin rechazar ni juzgar, sabiendo que somos chispas
divinas en constante evolución, y que todas las experiencias, una vez que
tomamos conciencia de ellas, nos llevan por ese camino. También fue un fuerte
apoyo en las clases de Seminario de Ética que en semestres anteriores me ha
tocado conducir, pues mis estudiantes comprendieron que los valores en sí, no
son relativos, sino que se aplican de diferente manera en función del nivel de
conciencia de quien los ejerce.
Mi forma de convivir con los demás también ha cambiado, pues
aunque aun no lo puedo evitar totalmente, siento que ahora me dejo llevar cada
vez menos por los impulsos de mis emociones, observando, tomando conciencia de
las situaciones y actuando luego de la manera más armoniosa que me es posible.
En el semestre enero – junio de este 2008, tengo un grupo de 40 estudiantes en
la materia de Desarrollo Sustentable y siento una aceptación y una confianza
más generalizada hacia mi persona que en grupos anteriores. Los estudiantes que
reprueban no se disgustan, sino que con serenidad dialogamos sobre las causas y
definimos las formas más convenientes para que adquieran las experiencias de
aprendizaje que les faltaron; se dan los casos en que, de manera espontánea,
van más allá de las tareas asignadas. El clima de respeto, colaboración y
cordialidad se ha fortalecido.
Ha surgido en mí la capacidad de observar los saltos que dan
mis emociones durante el día, muchas veces sin causa aparente. El estado más
frecuente en mí, es el de cierta neutralidad, algo así como un sentimiento de
ligera depresión o inconformidad, lo cual aveces me reprocho pues veo en mí una
falta de gratitud por la vida y los bienes que me siempre me da. Tal vez ese
sentimiento de gratitud, se presenta de manera espontánea y al margen de mis
ideas, pues sin estar pensando en eso, en ocasiones me llega un sentimiento de
paz y alegría, sin que la mente me informe de las razones para que eso ocurra.
Las relaciones con mi familia, han sido más armoniosas. Las
cosas que antes me molestaban, ahora las veo como intrascendentes y ya no
siento que me afectan. Si ocurre algo que no me gusta, ya no me engancho en el
problema, sino que trato de encauzarlo para que retome el camino de la
cordialidad y la armonía.
Los distintos niveles de conciencia se manifiestan en
función del contexto en que nos encontramos en un momento dado, pero también he
percibido que, si conscientemente, frente a una conducta derivada de un nivel
de conciencia inferior, de alguien con
quien interaccionamos, reaccionamos con un nivel de conciencia más alto, suele
estimularse en aquella persona este último nivel, entrando en un plano de más
armonía, generando sinergia en este sentido. Por ejemplo: si al ir conduciendo
el automóvil alguien a nuestro lado va desesperado intentando pasar (meme
rojo), nos detenemos y amablemente, con sinceridad y ecuanimidad, le cedemos el
paso (meme verde), suele ocurrir que más adelante, él le cede el paso a otra
persona. Aprendí que los valores, más que por el discurso o la imposición, se
aprenden por esa energía que irradia quien los practica y que sintoniza con ese
mismo tipo de energía que ya existe en cada ser humano. Para este tipo de
comunicación, algunos tenemos barreras más fuertes que otros, generadas por
nuestros condicionamientos a lo largo de la vida, que construyen nuestra
personalidad; deshacernos de esos condicionamientos, desaprender, es la terea
del que busca la trascendencia.
Sé que El Camino, es infinito, que nunca termina, que la
Conciencia Universal de la que somos una manifestación, está siempre en
movimiento y en evolución, que cualquier cosa que se logre o cualquier cosa en
la que se fracase, debe mirarse con ecuanimidad, sin vanagloriarse y sin
sufrir, simplemente asimilando el aprendizaje para seguir adquiriendo sabiduría,
eligiendo siempre para mis acciones, la mejor opción que mi nivel de conciencia
me permita realizar. Bajo esta visión, ¿qué futuro se puede desear, si ni
siquiera conozco mis límites, como creo que nadie los conoce? Ahora comprendo
el sentido de la frase de Gandhi que argumenta: “Nuestra recompensa se
encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una
victoria completa.” Si
pensamos en la evolución de la conciencia ¿qué futuro se puede visualizar, si
ni siquiera está al alcance de nuestro cerebro el resultado final? Lo único que
me queda es practicar, hasta donde mis capacidades me lo permitan, la presencia
plena y la plena conciencia en la mayor cantidad que me sea posible de los
momentos de mi existencia, pero no solo, sino en mi interacción con todos los
seres que me rodean, ya que somos manifestaciones de la misma esencia, y las
acciones de cada uno, tienen efecto en todos, nos demos cuenta o no; el
esfuerzo, debe dirigirse a eso: a darse cuenta de la realidad, con la
conciencia siempre abierta.
Tal vez en este intento, la integración de mis
experiencias me acerque cada vez más a realmente sentirme parte del planeta en
que habito, a comprender por mi afinidad esencial, el papel de los seres vivos
que me rodean, en el planeta y el universo, y a experimentar no solo por
aprendizaje cultural, sino por pleno sentimiento, el profundo respeto, el amor
y la unidad en la vida y por la vida, y saber dentro de ella, cuál es el papel
de mi individualidad, como manifestación del Todo. Al haberme puesto la vida en
el campo de la educación formal, siento que por lo pronto, en el aquí y el
ahora, la tarea que tengo es sinergizar mi intento, para que juntos, quienes me
rodean y yo, sepamos indagar en nuestro interior, para descubrir la grandeza
que en cada ser de la naturaleza existe.
La progresiva aproximación a la ecuanimidad, quizá
me acerque cada vez más a la auténtica aceptación de todos los seres humanos
como hermanos en esencia, y me impulse a hacer algo por ellos, algo que les
ayude a trascender sus estados de conciencia, para que con ellos, el mío
también trascienda, al sentir nuestra interconexión y nuestra interdependencia,
y saber que lo que haga por ellos lo estoy haciendo por mí, y lo que haga por
mí, lo estoy haciendo por ellos, aunque no los vea ni los conozca físicamente.
Al hacerlo, posiblemente llegue a comprender el lugar que como humanidad
ocupamos en este tiempo y en este espacio y encuentre respuestas a las
preguntas ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos en este planeta? ¿cuál es nuestra misión
en el universo? …
Mientras todo esto ocurre, solo me queda seguir
soñando con mi existencia, pero
intentando que este sueño, sea cada vez más conciente, conectándolo cada vez
más con el de aquellos que me rodean, sabiendo que si lo hacen es porque se
encuentran en la misma onda vibratoria de la conciencia, que nos atrae y nos
dirige en el mar de la evolución
universal.
Con este esfuerzo, desde los planos más densos y
materiales hasta los más sutiles, espero cada vez más entender mi ignorancia,
reconocer la distancia que me separa de la sabiduría, y sentirme integrado a la
comunidad de aprendizaje que es la vida en el planeta. Pensando en el tiempo, ésta
tal vez, sea una meta lejana; pensando en el universo y en el eterno presente,
tal vez ya estamos ahí, y desde nuestro espacio, solo estamos activando la
energía para seguir creando universos de amor y de armonía.
Martín
Antonio Rodríguez Salas
Fundación
Internacional para la Educación Holista
Maestría en
Educación Holista
Guadalajara, Jal. México. 2012
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